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TONTÁS (por María Carmen Manso): Mascarillas, ventajas e inconvenientes

TONTÁS (por Maria Carmen Manso): Mascarillas, ventajas e inconvenientes

Hoy, mientras desayunaba, he estado pensando en el dinero que me estoy ahorrando en carmín. No es baladí, porque antes me pintaba los labios hasta para bajar la basura, pero ahora, como no se ve la boca (por no hablar de lo que mancha la mascarilla el rouge labial), con un poco de cacao voy que chuto. Es igual que el abrigo, que te pones uno un poco mono y ya vas arreglada, aunque por dentro lleves la ropa de estar en casa, como no se ve…

Yo soy optimista por naturaleza y trato de buscar las ventajas de llevar mascarilla. Y las hay, por supuesto, además de las sanitarias que son indiscutibles.

Una de esas ventajas es la del pintalabios, como ya he dicho. Otra es el pasar desapercibido, porque como desfigura el rostro no tienes que ir saludando a todo el mundo, dices “¡Uy! No te había conocido” y no quedas mal. Estoy pensando más cosas, pero me resulta difícil.

Cuestiones  que no me gustan sí que hay varias. Por ejemplo, yo que llevo gafas habitualmente, ahora voy por la calle a ojo descubierto, porque se me empañan los cristales y no veo nada (sin gafas tampoco)

No me gusta el calor que da en verano ni la condensación que se produce cuando hace frío. Odio el malestar que produce en las orejas y que me forme pliegues en los párpados inferiores porque se sube demasiado.

Pero una de las cosas que más me molesta es que no entiendo cuando me hablan y no es porque no oiga, no. Es que aunque yo creía que no sabía leer los labios, por lo visto sí que lo hacía y ahora se me escapa parte de la comprensión auditiva. Es curioso ¿no?

Una persona más sabia que yo me dijo que esto ocurre, que no es ninguna tara que yo tenga.

Por los visto desde que somos bebés distinguimos en los rostros un triángulo que incluye ojos, nariz y boca y que facilita la comunicación a través de los gestos faciales. Cuando una parte de este triángulo falla, se dificulta el entendimiento y eso es lo que ocurre ahora. No sé si a todas las personas, a mí sí.

Siempre había pensado que los ojos no engañan, pero ¡qué va! Eso es un mito. Si no se acompaña con el resto de componentes del triángulo de la cara, nuestras miradas engañan mucho, con o sin intención, pero se nos niega información y ahí es donde surgen los malentendidos.

Como no vamos a poder ir sin mascarilla en muuuuuucho tiempo, se me ocurre una solución: Tapabocas con emojis incorporados, como en el whatsapp.

Yo creo que alguien con conocimientos superiores podría desarrollar esta idea. Una mascarilla inteligente que con muñequitos de esos permita completar el testimonio del  rostro para hacernos entender mejor.

Creo que no es ninguna tontería lo que digo y es posible que alguien ya esté trabajando en ello. En tiempos de dificultades se desarrolla mucho la imaginación y lo estamos viendo en cómo la gente se reinventa constantemente para salir adelante. Yo ahí lo dejo.

Aparte de estas reflexiones que me hago, para bien o para mal. Lo importante es seguir llevando nuestro antifaz de boca para evitar males mayores, que la cosa está muy jorobada y no debemos relajar los sentidos.

Esta es mi “tontá” del día. Ya está.

Mari Carmen Manso Ortega

 

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