Creo que ni en la peor de las pesadillas podríamos haber imaginado una situación como la que estamos viviendo. Y no será porque no hayamos visto películas sobre el tema, que las hay y muy variadas. Pero no nos han servido para aprender, como solo eran ficción…
Pues la ficción ha sido superada, una vez más, por la cruda realidad.
Pero, incluso en estos momentos, estamos demostrando que podemos seguir adelante. Que, aunque sea duro, este confinamiento nos está sirviendo para algo.
De momento, el más beneficiado es el planeta. Está desapareciendo la contaminación. Está lloviendo casi todos los días (esto es cosa de la Semana Santa) y el campo está en su mejor momento.
Esa es otra, lo del campo. Que todo está al borbor y hace falta recoger las cosechas. Es un gran problema porque no hay mano de obra, aunque parece ser que están intentando buscar soluciones. Ojalá sea pronto.
Lo mismo ocurre en otros sectores, es verdad. Que todo pueda resolverse pronto es el mejor deseo.
También nosotros nos estamos beneficiando. Estamos aprendiendo a conocernos un poquito más. Realizamos más actividades en familia. Cocinamos más rico y más sano (a pesar de los vermús) Nos vamos acostumbrando a vivir de otra manera.
Además de todo esto, está la imaginación. Esa que teníamos escondida y que no utilizábamos porque ya teníamos internet para que pensara por nosotros. Pues bien, ahora estamos desarrollando a la loca de la casa.
Hay que jugar con los niños y no es tarea fácil entretenerlos todo el rato. Ponemos música en nuestras casas y abrimos las ventanas para que la escuchen nuestros vecinos mientras disfrutamos del aperitivo.
Hemos vivido las procesiones de estos días si poderlas ver, solo imaginándolas al son de los tambores y trompetas que en casi todas las calles se han podido oír. Siempre desde las alturas. Desde esas ventanas y balcones que, ahora mismo, nos están dando la vida.
Debemos pasar el tiempo de la forma más provechosa, leyendo, viendo la tele, conversando, limpiando… Todo vale y todo enriquece.
Tenemos que sacar nuestras emociones y eso no se hace con una tableta, o sí, si lo escribes y lo compartes.
Todavía nos quedan semanas de enclaustramiento, así que procuremos encontrar lo positivo, que lo hay, sin perder el norte y con la esperanza de que esto se acabará y podremos salir a la calle para poder encontrarnos de nuevo y abrazarnos y compartir un café o una cerveza, disfrutando del sol y del verano, que enseguida nos llega.
Y no nos olvidemos ninguna tarde de seguir aplaudiendo a los que nos están facilitando la vida en estos días. Profesionales de la sanidad, Policía, Bomberos, personal de tiendas y supermercados, limpiadores, panaderos, gentes de la información… Son muchos los que están al pie del cañón.
A todos ellos ¡GRACIAS!