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EL RINCÓN DE ROJAS: Cuando suena “la media”

Apenas ha sonado la campana de “la media” y Allende salta de la cama.

Su pueblo de apenas 20 habitantes en invierno se multiplica por 20 en verano.
Un bar y cero tiendas. Frontón y Parque. Y una iglesia con reloj y campanas.

Arranca el día y suenan las nueve. La novedad este verano tiene formato y es la ludoteca de verano. 4 horas, suficientes para que los mayores hagan las labores, chapuzas, deporte y comida.

Suena otra vez “la media” en este caso entre las dos y la una. El lujo en este poblado se mide en metros cúbicos y allí viene la primera mezcla del día donde se juntan niños, adolescentes, padres y abuelos. Baños, muchos, balones y una partida al uno. Rápido, ha vuelto a sonar “la media” y es hora de comer. Y es hora por que son 60 minutos en los que Allende tiene que ayudar a los abuelos, comer y salir de nuevo.

“La media” (16) anuncia que hay que coger sitio en la piscina. 7 baños, un bocata de pamplonica y tres puntos más de bronceado después llega la hora de volver a pasar por casa. “La media” casi las ocho. Una hora de pala en en extraño frontón, 2€ de chuches y en nada “la media”.

Anochece, otros 60 minutos en casa; cenar y arreglarse. Otra vez “la media” una campana que suena a la vez que Aitana llama a Allende sin usar móvil, a viva voz. Por qué en el pueblo se sale en la noche, 2 tiktoks, jugos mixtos, y un helado.

Rápido suena “la media” mas de media noche y el día acaba. La nieta de la Tere se despide de Claudia, su hermana mayor que ya no se guía por las campanas. Su día acaba, 16 horas entre campanas y vida, baños y amigos; la paga de los abuelos y aventuras inimaginables…Un beso a los abuelos y a descansar.

Mañana será otro día igual pero tan distinto a cualquier otro. La hija del pequeño de la Tere se acuesta feliz, cansada y con ese puñado de vivencias que sólo un pequeño pueblo de La Rioja te puede dar. Silencio, quiero oír las campanas.

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