La aguada feria de Calahorra ha concluido con tres festejos pasados por agua. Todos ellos se han vivido con el riesgo de suspensión por la lluvia o la amenaza de ella. La feria nos han dejado una interesante novillada de cuatro erales con picadores; un festejo de rejones con despedida del más grande, Pablo Hermoso de Mendoza, y la del 31, la tradicionalmente marcada en rojo de la feria.
La cara y la cruz de la última de feria fueron Luque y Cayetano. Mientras el primero salió por la puerta grande, con tres orejas que incluso pudieron ser cuatro si el presidente no le hubiera negado desorejar al primero de su lote; Cayetano se fue con pitos tras una actuación que provocó reseñables críticas.
El mayor de los Rivera Ordóñez lidió el primero junto a tablas, sin saber sacar al toro al centro. Su segundo, ya con una importante lluvia, recibió una paliza en el caballo y se fue con bronca del respetable tras dejar media estocada tendida.
Por su parte, Perea no tuvo mucha suerte. Se enfrentó a un astado sin picar ante el que protagonizó varias series buenas. En el segundo, el extremeño acusó mucho el terreno por la lluvia. Poco.
Antes de ello, el alfareño Fabio Jiménez y el calagurritano Alberto Donaire de encontraron en el coso calagurritano. En la novillada riojana, ambos espadas salieron con una oreja tras volver a fallar con la espada. A pesar de ello, ambos, desde su estilo, mostraron grandes dotes para el torero.
En la segunda de abono, la corrida de rejones en la que el gran Pablo Hemoso de Mendaza se despedía del público calagurritano, el de Tafalla volvió a salir por la puerta grande tras lograr una oreja de cada uno de los ejemplares de su lote,
Dos orejas cortaron también el calagurritano Sergio Domínguez y Guillermo Hermoso de Mendaza. Este segundo demostró así haber heredado las dotes de su padre en el toreo a caballo.