Grafometal La Rioja y en busca del tesoro del ascenso
Las riojanas vuelven a ganar (20-31) para mantenerse en lo más alto de la clasificación
Once. Siento deciros que no se trata de los últimos dígitos del ‘gordo’ de la lotería navideña, pero son indicativo de algo que no está tampoco nada mal, pues se trata del número de victorias -en el mismo número de partidos- que el Grafometal La Rioja acumula en esta temporada. El mérito de este grupo es tremendo.
Un día cualquiera, ese que por lo que sea no ha comenzado bien o te cueste afrontar más de la cuenta, es a buen seguro mucho más llevadero -lo digo por experiencia- si coges tu móvil, portátil o tablet, y te paras a ver esa clasificación, a día de hoy tan riojana, que muestra el grupo “b” de la División de Honor Plata Femenina. Un elemento, la plata, que hasta ahora está en el camino idóneo para transformarse en oro.
Eso sí, aviso para navegantes: el mejor de los barcos puede encallar en un día de tormenta. No decimos que vaya a pasar, ni mucho menos, la imagen del equipo evidencia todo lo contrario, pero a veces la mar es indescifrable, así que paciencia, amigos y amigas, no demos aún nada por hecho. Nos encontramos además ante un año incierto, sin todas las garantías, por lo que aclamación y entusiasmo, por supuesto, este equipo se lo merece, pero con prudencia y en su cierta medida; no hace falta recordar que el inmenso océano está lleno de peligros en ocasiones ajenos y fuera del control a uno mismo.
Situación toda esta que, por otro lado, no quita que hasta ahora las sensaciones sean muy prometedoras, y que, con el orgullo y la valentía de siempre, digamos una vez más “AL ABORDAJE”:
Las corsarias del BM Loyola y del Grafometal La Rioja se veían las caras en lo que era la onceava jornada liguera. Lo hacían con frío, ese que advierte la llegada del inminente invierno, un clima gélido que las sportinas se empeñaron en calentar con sus defensas, paradas y goles una vez comenzaron a pisar la pista.
El barco visitante, más bien galeón, con bandera riojana en todo lo alto, zarpó de Logroño decidido a llevarse los dos puntos en un partido que se iniciaba igualado, con dos equipos que aún no sabían que les depararía ese colosal horizonte marítimo. Así, en el minuto siete, la contienda estaba empatada (3-3).
Un nuevo tanto, este de una Carla Rivas que, sin ninguna duda, se metió realmente bien en el papel de navegante -brújula, mapa, sable y un cofre de goles y buenas acciones-, posibilitaba que las riojanas comandaran un marcador que se ponía con viento a favor.
Más aún cuando el barco navarro del Loyola comenzaba a naufragar ante una defensa y portería -en la que se encontraba Ailín-cada vez más entonada que permitía, con el tanto de una imponente Bea en estos primeros minutos, abrir la ‘puerta’ del camarote y seguir perfeccionando una diferencia que se iba hasta los tres goles (3-6; min.10) en esta particular batalla naval.
El siguiente gol, de la mano de Yumi Tamada, dejaba en entredicho al calificativo de ‘Isla Tortuga’, pues yo no sé cómo se las gastarían por aquel entonces, pero el Grafometal La Rioja está a muy poco de cambiar esta legendaria denominación, pues la trayectoria en la liga y, hasta ahora la del partido, de tortuga tiene poco; las sportianas están lanzadas en busca del objetivo.
Por no perder el hilo de nuestro viaje, Nahia Elías conseguía recortar algo las diferencias hasta que, Lucía Ladrera, reclutada para la causa desde la isla de Oyón, y conocedora de los siete mares -mismo número de goles que marcó ayer-, ponía tras unos muy buenos minutos ofensivos el 9-15 en un partido que poco a poco iba llegando al descanso.
Qué decir que en más de once minutos, desde ese (6-8) al que hemos hecho referencia, el equipo riojano tan solo concedió encajar tres goles para demostrar, una vez más, que el buque sportiano estaba engrasado y que, por consiguiente, Taty Lozano no se olvidó de los salvavidas tan necesarios para mantenerse a flote. Sí, el barco había sido aprovisionado en el mismo León, al que, sin quien nadie se dé cuenta, hemos dibujado en el mapa un mar tan grande como bonito; sabed que es pregunta asegurada para la próxima selectividad; el que avisa no es traidor.
Pasados los minutos, un último soplo de aire empujado en forma de gol por Valentina, de esos que si de algo saben es de cómo va esto de cruzar mares -de Argentina hasta aquí hay unos cuantos- ponía, para repostar, rumbo al puerto más cercano tras la finalización de una primera mitad que acabó con un 12-16 a favor de las visitantes.
Las marineras riojanas, deseosas de gloria -la palabra ascenso no dejaba de sonar en cada esquina del barco- se pertrecharon de todo lo necesario para afrontar un nuevo rumbo que, en los inicios de la segunda mitad, discurría hacia babor, para que nos entendamos, hacia la ‘parte zurda’ del navío; de ello se encargaba una Irati Holgado que, con su tanto nada más reanudar el partido, ponía más agua de por medio (12-17) entre las dos escuadras.
Un intercambio doble de disparos que terminaban en gol mantenía, en el minuto 12, esa renta de cinco goles que constataba una travesía que iba por el buen camino pero que, sin embargo, necesitaba de algunos retoques técnicos; Manu Etayo no dudó en echar el ancla para aleccionar a una tripulación muy disciplinada a la hora de plasmar sus órdenes, y que, de vuelta a surcar, lograba endosar un 0-3 de parcial (14-22; min.15) que obligaba, por primera vez en la batalla, a tener que hacer uso del catalejos para divisar un barco enemigo que cada vez se encontraba más lejos.
Aunque Amagoia Lainez no tenía las de rendirse, nada pudo hacer ante la que esta temporada han bautizado como ‘El terror de los mares’; Paula García, chica de agua y olas grandes donde las haya, decidió coger su tabla de surf -si es que en esa época de piratas ya existía- para poner la que era hasta entonces máxima diferencia (16-26) en el electrónico, o en los términos que nos ocupa, una distancia de 10 -número muy de Muskiz- millas náuticas entre los dos buques.
Es verdad que Saioa Sagasti y Amagoia lograban recortarla un poco (18-26), pero en ese uso del tiempo pasado tan propio de los gallegos, podaríamos decir que la nave rival ‘chocó y chocó’ demasiado contra la visitante para ver, a poco de terminar la expedición, como su barco no daba más de sí ante una Carla a la que, por méritos propios, ya le han puesto el cartel de ‘wanted’ en los distintos mares; como queremos que siga destrozando embarcaciones, no somos nosotros nadie para descifrar su paradero.
Un tiempo muerto de las locales; una parada de una Elena Navarro que sigue coleccionando viajes -ya van ocho temporadas- al servicio del Grafometal La Rioja; un gol también navarro, de Maite Rodríguez, este no por el apellido sino por su procedencia; una última muestra del poderío surfista de Paula; una buena acción desde el extremo de Maialen Erro; y un tanto de una grumete, Alba Ibáñez, que está camino de con el tiempo convertirse en almirante, ponía punto y final a una travesía (20-31) que Hollywood ya ha comenzado a preparar; éxito en taquilla asegurado.
Como no queremos ser menos que ‘Piratas del Caribe’ os comento que habrá más entregas de esta emocionante aventura, por lo que estad atentos, pues os avanzo únicamente una cosa (¡ojo spoiler!), la última parte llevará por nombre algo así como “Capitán, ascenso a la vista”. Queda mucho, pero en ello estamos. Una vez más, y ya van once, grande este equipo, o tendríamos qué decir mejor ¿tripulación? CONTINUARÁ…
BALONMANO LOYOLA: Raquel Erdozaín (portera); Olaia Razquín (2), Haizea Amatria (3), Nera Álvarez (1), María Prat (1), Saioa Sagesti (2), Irati Ripodas (1), María Zúñiga (1), Maialen Erro (1), Nahia Elias (2), Amagoia Lainez (4), Noelia del Río (1), Irati Ripodas (1), Irenene Díaz, Amaia Ruiz, Ainhoa Valls.
GRAFOMETAL LA RIOJA: Elena Navarro, Rebeca García, Ailín López (porteras); Bea Puertas (4), Carla Rivas (7), Lucía Ladrera (7), Paula García (6), Masha (1), Valentina Learreta (1), Irati Holgado (2), Maite Rodríguez (1), Alba Ibáñez (1), Yumi Tamada (1), Taty Lozano, Lucía Carrascón, Ainhoa García.