Este mes de febrero pasará a la historia de la UD Logroñés. Cinco partidos, cinco victorias y con remontadas incluidas; con ese fútbol práctico, versátil que parece muy sencillo pero es tan complicado de ver en esta Segunda B.
Este febrero atípico en la climatología, este febrero inmaculado para la UD Logroñés que vive abonada al triunfo. Cinco victorias, cinco víctimas por el camino del tan odiado fútbol de barro, da igual en Las Gaunas que fuera de ellas. Este febrero sólo se sabe ganar, febrero no acabes nunca.
Esta vez estaba enfrente un equipo histórico con una Copa del Rey en sus vitrinas, el Arenas de Getxo. Esta vez no jugamos en la temida «jaula» de Gobela, esta vez era en Fadura, otro campo diferente con otra lectura que Gobela que hasta en su aspecto es diferente. Desnudo, con gradas de hormigón olvidadas de público; un campo del norte donde el aficionado se pone de pie, muy cerca de los jugadores, como si fuera una prolongación del banquillo de Sergio Rodríguez. De su verde césped mejor no decir nada, Fadura verá otro tiempo, otro campo con otro sabor, el de hoy es añejo, el de mañana Dios dirá.
Costó mucho cogerle el pulso y el aire a Fadura, el histórico Arenas aprieta con balón y sin él. Cuando te quieres dar cuenta de las dimensiones del terreno de juego y del rival, Etxaniz, su nueve te avisa: “aquí se sufre”. Su disparo sale alto y un suspiro de alivio recorre nuestro cuerpo. La ocasión era clara en el minuto 12.
La UD Logroñés, el líder del Grupo II, no se encontraba cómoda; sólo Zelu lo intentaba por su banda aunque el peligro no pasaba de la línea de tres cuartos. En cualquier caso, el guión no era diferente: que no pase nada, que no se conceda nada, que pase el tiempo, tendremos alguna.
Pero pasó que Etxaniz anduvo listo en el centro desde la banda derecha, controló con el permiso de los centrales riojanos, y su disparó encontró la red de Miño. Era el 1-0 en el minuto 27. Pintaban bastos en Fadura y el guión establecido volaba por los aires. Se adelantaba el Arenas de Getxo.
Mal plan, mal enemigo de viaje y del líder no había noticias naufragando al ritmo, a las ganas y al ímpetu local. Lo mejor es que quedaba un mundo por delante y el líder siempre da ese paso adelante. Zelu disparó alto en el minuto 37. No era el paso adelante esperado; pero, al menos, vimos al portero rival sacar de puerta; algo es algo.
Corría el reloj, el descanso llegaría, se pondría orden al, quizás el primer tiempo más pobre del líder. Quizás, esto es fútbol y los partidos duran 90 minutos. 45 minutos restaban para arreglar este primer tiempo gris, casi negro, así se llegó al descanso.
El segundo tiempo cambió, la UD Logroñés tenía el balón y el Arenas estaba más replegado esperando una contra. Tenía otro aire el partido y la pegada del líder no había comparecido aún en Fadura, sin embargo las sensaciones positivas se intuían. Minuto 60, una hora de partido y Andy disparó entre los tres palos. Por primera vez vimos a Carrio, el portero del Arenas, tirarse al suelo aunque la parada fue cómoda.
Sergio Rodríguez lo tuvo claro, había que agitar el árbol, había que cambiar el ritmo y la dinámica del partido. Rony, y más tarde Ousama, salieron al campo, trayendo el sol, la alegría, el arañazo en la espalda del rival. Minuto 66, Olaetxea centra al corazón del área, Rony está listo en modo delantero que no perdona y su remate significaba el empate a uno. GOL, la sonrisa se dibuja en los rostros de los aficionados blanquirrojos en Fadura, también en los de quienes están detrás del televisor, esos que tanto se quejaron de las imágenes congeladas y los gazapos del comentarista porque el 10 del líder es Zelu, el mister es Sergio Rodríguez, que no González. Pero todo se olvidó. Un gol te dibuja esa sonrisa en el rostro y te hace olvidar pequeños detalles.
Esto es fútbol y se trata de marcar goles, uno más que el rival, y en esto la UD Logroñés no tiene rival, su pegada y pragmatismo es descomunal. 24 minutos quedaban por delante, el partido estaba empatado, las sensaciones eran buenas. El equipo plasmaba en el césped lo que sabía, nada podía salir mal, otra ocasión tenía que llegar.
Ousama encaró a su par, levantó la cabeza y vio que Andy estaba en el borde del área como un mariscal, con esa elegancia que sólo unos pocos tienen. Disparó con el interior, colocado, con mucha clase… GOL. Esta vez el arañazo en la espalda era de Adamantium, esta vez el arañazo era un arañazo de Lobezno, ese Xmen casi inmortal. La remontada era un hecho en el minuto 81.
La cantinela de siempre en el bando del líder; ese que no perdona, que araña, que desgarra, que sabe lo que hacer, que lo tiene muy claro y en este mes de febrero mucho más. Febrero, un mes donde todos sus partidos los cuenta por victorias. Que no acabe este idilio, ni esa pegada, ni esos arañazos. Dieciséis son los partidos seguidos sin conocer la derrota, cada vez ampliando más la distancia con sus perseguidores. Llega marzo y ojalá sea como este febrero, lleno de victorias y ya, lo demás, lo del sol y buen tiempo, se lo dejaremos al capricho del mundo climatológico.
(imagen UD Logroñés)



