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Un triunfo coral en una noche que se «respiraba» Europa.

(Crónica de Luis Esteban)

Noche europea en el Palacio: El BM Logroño conocía lo transcendental del choque, delante su rival más directo del grupo, o por lo menos de nivel más parejo, el equipo húngaro del Balatonfüredi. Si bien, las cosas no comenzaron bien para los pupilos de Miguel Ángel Velasco, en un horario poco habitual (21:30), el equipo magiar comenzó más entonado el choque; acciones directas y lanzamientos desde ocho y nueve metros preveían un partido en el que se iba a tener que sudar tinta.

Poco a poco las cosas fueron cambiando, un Scott muy motivado -quizás porque se había perdido los últimos compromisos por un problema de espalda- fue un auténtico quebradero de cabeza para la defensa rival que no supo contenerle en ningún momento. En el minuto 15 de la primera parte, los logroñeses habían conseguido empatar el encuentro (8-8). Desde entonces un rodillo franjivino que no solo consiguió estar por encima del marcador el resto del partido, sino que lo lograron con mucha autoridad con una renta máxima de 10 goles (25-15, minuto 50). Bien es verdad que esta se redujo a una diferencia de cinco goles al final del partido propiciada por la dinámica más relajada de los minutos finales, en el que el Logroño había conseguido el principal objetivo, doblegar a su rival.

El choque nos dejo varias conclusiones: nivelazo de la defensa, como en las grandes citas, a poco que el conjunto riojano logró cerrar filas el equipo magiar no supo penetrarlas, lideradas estas por el centro defensivo conformado por el capitán Sánchez Migallón y el croata Kusan, quienes a pesar de tener dos exclusiones supieron aguantar con ellas hasta el final de partido. Por otro lado, un Sergey en portería inmenso: las paró de todos los colores hasta el punto de desquiciar a los húngaros que solo veían enfrente un muro. Además consiguió anotar un gol a portería vacía para completar un partido redondo. Por último, el ataque: una efectividad del 73 % en el lanzamiento habla por sí sola. Jugadores como el mencionado Scott, el húngaro Fekete o el serbio Kukic – quien además siempre imprime y contagia esa raza balcánica- destacaron en un partido donde todo el mundo aportó. Mención aparte el pleno de penaltis de Javier Muñoz, factor fundamental y desequilibrante en estos choques.

En definitiva, un encuentro importante para las aspiraciones riojanas en la fase de grupos que a excepción de los primeros compases, supo jugarse con intensidad y como el compromiso requería.

BM Logroño: Sergey Hernéndez (1), Javier Romero: porteros; Sánchez Migallón (1), Lazar Kukic (4), Kusan (1), Moreira (3), Javier Muñóz (6), David Cadarso (2), Eduardo Cadarso (1), Ilic (1), Fekete (3), Junior Scott (5), Balenciaga (1), Imanol Garciandia, Del Arcos, Claudio Ramos.

Balatonfüredi: Fazekas, Bősz: porteros; Balazs Szöllősi (8), Topic (6), Ferrerira Da Silva (2), Semenov (3), Mathe (4), Déber (1) Szita, Alex Németh, Balázs Németh, Kancel, Bóka, Kancel, Hornyak, Oliver Szöllősi.

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