Osasuna consiguió un muy meritorio empate sin goles ante un equipo situado en los puestos de cabeza de la clasificación, el Sevilla de Lopetegui que había recuperado a varios de sus efectivos que habían viajado a la copa de África (Bono y Munir)
El Sevilla visitaba el Sadar justo una semana antes de que haga lo mismo el Atlético de Madrid. Además, entre medio, los rojillos deberán visitar el estadio de Vallecas, donde el Rayo ha construido un auténtico fortín de que es muy difícil sacar algo positivo y, tras enfrentarse a los de el Cholo, deberán verse las caras con la Real Sociedad en Anoeta y recibir al Villarreal en casa.
Con ese calendario para los de Iagoba Arrasate es fundamental sacar algo positivo de sus enfrentamientos si quieren llegar al final de Liga sin un sufrimiento extremo. Así que el empate de hoy tiene mucho más valor del que pudiera parecer a simple vista.
Y aún tiene mucho más merito teniendo en cuenta que, tras un partido muy bien defendido y sin a penas llegadas al área por parte de ninguno de los dos equipos, en el 93 el árbitro decretó un penalti que logró detener Sergio Herrera a Rakitic y, el posterior rechace, a el Papu Gómez.