Oro épico del fútbol español. Épico por como se ha fructificado a lo largo de todo el campeonato. Una selección que dejó muchas dudas en los primeros partido y muchas más tras caer frente e Egipto. Una selección que se hizo equipo tras ello y que ha ido creciendo enteros a lo largo de todos los juegos.
Épico por cómo se ha gestado durante todo el partido. Desde el primer gol de Francia en el 11, tras un error de Baena en el área que dejaba vendido a Arnau Tena; a la remontada española.
Una remontada que se iniciaba en la primera parte gracias a un gran Fermín, que anotó un doblete (18′ y 25′), y un inspiradísimo Álex Baena que marcó en el saque directo de una falta lateral al palo corto en el 28.
Una remontada que dentro de la misma épica se frenaba en seco antes de la conclusión del tiempo reglamentario, con el gol de Akliouche en el 79 y en un penalti anotado por Mateta en el añadido y tras revisión del VAR.
España se había desordenado para evitar que terminara cuajándose la remontada francesa. Solo Miguel Gutiérrez en el banquillo y Sergio Camello en la delantera.
Con un mediocentro eminentemente defensivo se defendía, valga la redundancia, España. Con un delantero descarte de la convocatoria, que a penas ha metido goles en las dos últimas temporadas, se terminó de gestar la épica.
Y es que el jugador de la cantera del Atleti marcó a lo Fernando Torrees, elevando el balón por encima del portero desde el perfil derecho, el 3-4. Y es que, el jugador de la cantera del Atleti marcó a lo Fernando Torrees, elevando el balón sobre el portero desde el perfil izquierdo, el 3-5.
Y es que, con este resultado, el árbitro, sin añadir más decretó el final del partido que hacía a los de Santi Denia ganadores de la medalla de oro.