El pan y el queso han vuelto a volar esta mañana sobre Quel. Tras dos años con medidas extraordinarias y con una tradición adaptada a los requerimientos sanitarios establecidos, de nuevo el pan y el queso han sido arrojados desde la ermita a los queleños y visitantes que se han acercado a las inmediaciones.
La campa ha dado buena cuenta de las ganas que tenían los queleños de volver a vivir de cerca esta tradición. El hecho de la que la cita haya caído en sábado ha ayudado a ello y esta fiesta, declarada de interés turístico nacional, ha congregado a un elevadísimo número de personas.
La jornada ha comenzado con una procesión que ha partido desde la iglesia de El Salvador de Quel, una procesión que, esta vez sí, ha podido ser acompañada por las gentes de Quel. En los últimos años, únicamente cofrades y sus representantes municipales acompañaban a la Virgen de la Antigua, patrona de la Villa de Quel, por las calles de la localidad hasta la ermita de la transfiguración.
Quel y sus vecinos celebran de una manera ejemplar su tradición del pan y queso
Este año además, los habitantes del municipio y sus representantes locales, han estado escudados por representantes de otras poblaciones vecinas como Autol, Calahorra o Pradejón; de senadores, como Carlos Yécora, y de diputados regionales, como Alberto Bretón. Ha causado sorpresa, más aún tratándose de una fiesta de la magnitud e importancia de ésta, la falta de presencia de representantes del Gobierno de La Rioja.
A la procesión, le ha seguido la eucaristía; esta vez sí, sin restricciones de aforo. Una vez concluida, los cofrades han pasado a cumplir con la tradición que se remonta, ni más ni menos, que al año 1479.
La historia de esta tradicional Fiesta del Pan y Queso en Quel se remonta hasta la fecha del 6 de agosto de 1479. La carta Fundacional describe cómo, durante este año, el pueblo sufrió un brote de peste que atacó a gran parte de la población. Creyendo que podría tratarse de un castigo divino debido a los pecados de sus habitantes, decidieron pedir perdón realizando una procesión.
Aquella procesión comenzaría en la Iglesia Mayor y llegaría hasta la ermita del Santo Cristo de Quel, bordeando la orilla del Cidacos y recorriendo todo el pueblo. Con ellos llevaron trece candelas o hachas, que representaban once santos, al Santo Cristo y la Virgen de la Antigua.
Según cuentan los escritos, las hachas fueron consumiéndose pero, aquellas que estaban consagradas a la Virgen y a Jesús, no lo hicieron. Este hecho, fue considerado como un milagro, además de que tras la procesión cesaron las muertes por peste.
En agradecimiento a estos dos fenómenos, la población decidió fundar una cofradía, la hermanad y mantener la tradición por la que sacarían a la Virgen de la Antigua en procesión.
El final del recorrido culminaría con el almuerzo de pan, queso y vino en la ermita de la Santa Cruz, ofrecido por la misma cofradía y lanzado desde una balconada.