Llegaba a Calahorra la primera semana de marzo, lo mismo que la última de agosto, y lo primero que te venía a la cabeza era coger la camisa de peñista, el pañuelo rojo y lanzarte a la calle.
Pero de pronto no se podía. La desdoblabas, te la probabas, te mirabas con ella durante unos instantes y… te tocaba quitártela, doblarla con gran con pena y volverla a guardar junto a las ganas, esperanza e ilusión de que el próximo año pudiéramos volver a vivirlas juntos.
No era fácil mirar el calendario y pasar esos días tan señalados sin salir a la calle al son de la música, de las charangas, de las orquestas… También sin el colorido con el que las diferentes peñas visten la ciudad; incluso sin toparse con gigantes por las calles, apreciar saltamontes y norias surcando nuestros cielos iluminados por fuegos de colores o ver a nuestros santos pasear por la ciudad. No, no era fácil.
Esperamos, contuvimos esas ganas y ahora estamos aquí, a punto de VOLVER A CANTAR JUNTOS, en la plaza del Ayuntamiento, en los cuartos de las peñas, subiendo y bajando la calle grande, junto a la pancarta del «chorra». EN LA CALLE, JUNTOS, DE NUEVO.