Fundido a negro
La UD Logroñés de Sergio Rodríguez, que hoy vestía de negro, continúa sin ideas y solo un chispazo de Madrazo logra salvar un punto
La UD Logroñés ha salvado esta tarde un punto in extremis gracias a un chispazo de Madrazo, que logró empatar el encuentro en el tiempo de descuento. Pero este empate, no da brillo ni hace olvidar la actuación de hoy del equipo.
Parecía que hoy todo sería distinto. En mitad de la tempestad asomaban buenas noticias desde la alineación de la UD Logroñés. A falta de fichajes, reaparecía Bobadilla en el once e Iñaki recuperaba la titularidad. Ambos jugadores han atravesado sendas lesiones de diferente consideración.
Ilusión, tal vez sí, ¿y si sí?
En el 18 llegó, tras unos primeros minutos de dominio yermo de ocasiones, la primera de la UD Logroñés con un disparo que buscaba la meta de Altamira pero que despejó Belasaluze a córner. Sin embargo, no hubo más. El saque de esquina lo Iñaki botó sin que los udelistas lograron sacar nada de provecho a la jugada. Y ya está, vuelta a lo mismo. Otra vez.
Hasta el minuto 29, en el que una buena jugada coral propició una llegada sobre el área vasca que terminó con un disparo muy desviado de Madrazo. La UD Logroñés había encontrado el camino. Por fin.
Pero pronto los de Sergio Rodríguez volvieron a perderse. De nuevo, la UD Logroñés no era capaz de encontrar el área rival mientras los minutos iban cayendo bajo ese frío empate a cero en el marcador.
Y así continuaron las cosas hasta el minuto 40, cuando el equipo blanquirrojo, que hoy vestía del color de la situación actual de su juego y de las sensaciones que transmiten, provocó una falta en el pico del área.
¿Y si ahora sí y todo cambia después? La botó Iñaki estrellando el esférico en la barrera local y Pau López recogió el rechace para mandarlo allí donde actualmente habitan las esperanzas de la afición logroñesa. Con empate a cero en el marcador, el encuentro se fue a vestuarios.
Y al poco de que el partido se iniciara, cuando parecía que nada podía ser peor, en el borde del área apareció Laka para cruzar un golpeo raso y duro, desde el borde del área desde el perfil diestro, y alojarlo dentro de la red. FUNDIDO A NEGRO.
Apareció Yasín Iribarren y, dos minutos después, puso un centro al segundo palo para que Curro Bonilla lo empujara poniendo el empate en el marcador.
Se animó el partido en ambas áreas y Daza tuvo que protagonizar una gran parada, apoyándose en el travesaño, para impedir que el disparo de Seijo sirviera para adelantar al Gernika.
Pero por unos instantes tan solo porque, segundos después, en un saque de esquina, Daza volvía a protagonizar una parada, ahora ante el goleador Laka, dejando un balón muerto en el área que recogió Mikel Arzan para adelantar a los suyos. 2-1.
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Los errores, posiblemente fruto de la ansiedad por la imperante necesidad de hallar algo, se iban sucediendo en el ataque visitante. Los de Logroño se encontraron con un penalti sobre Madrazo en el 74.
Bajo la lluvia, que comenzó a caer de manera impenitente sobre Urbieta, lo lanzó Ikaki y lo detuvo Altamira.
Lo intentó con un disparo lejano, más exasperado que cargado de intención, en el 78. Siguió moviendo el banquillo Sergio Rodríguez y metió en el campo a Berreno por el defensor Eloy. A LA DESESPERADA.
Iñaki no encontraba balón en el córner. Corrió Yasín para servirle el desaparecido balón. Lo botó el de Calahorra y el esférico se perdió sin encontrar rematador por la línea de fondo.
Barrero, Agüero. Tiro. Rebote. Nada.
El árbitro concedió una larga prolongación, posiblemente como respuesta a la desaparición de balones. Ocho minutos para seguir intentándolo.
Y apareció Madrazo para poner con un precioso disparo lejano colocado junto al larguero el 2-2 en el 93 en una jugada que había lanzado desde atrás Yasín con más esperanza que fuerza.
Empataban los riojanos frente a un equipo de la parte baja de la tabla gracias a un chispazo aislado de Jon Madrazo, dentro de un muy mal partido marcado por la desesperación y la falta de respuestas.
Pero en mitad del negro, también hay que confiar en que todo puede dar la vuelta. Hay que creer.




