Hoy el título de esta crónica va a cargo de mi amiga Sonia; abonada, aficionada blanquirroja, directiva de un equipo de fútbol; no confundir con mi otra amiga Sonia, a la que me encontré en un bar de la calle Laurel, entre los gritos y el humo de los ruidosos LHDA. Esta Sonia vive de espaldas al fútbol, tiene otros hobbies un domingo; esta Sonia no es futbolera, ella se lo pierde, un domingo sin ese pellizco, sin esa victoria de tu equipo, no es domingo ni Dios que lo fundó.
El partido tenía todo para ser un gran partido de fútbol; ambiente de gala, unos 1.000 aficionados del Burgos CF animosos, bulliciosos hasta terminar el partido; los llamados LHDA, su significado la hinchada del Arlanzón, gracias por venir por cierto.
En la grada local no faltaba casi nadie, hasta mi amiga Andrea vino de León (me encantaron tus botas Andrea). Nadie quería perderse el partido. Olaetxea volvía al once inicial con una escandalosa venda, todo sea por el trivote, junto a Sierra y Andy. El trivote es síntoma de equilibrio, goles y buen fútbol; aunque sea vendado, el trivote no es opcional es obligatorio.
Rubén Martínez aviso en el minuto 2, su disparo salió desviado. El partido algo sosito, con mucho miedo a perder por parte de los dos equipos; no concediendo, sin huecos, cerrando la línea de pases. La UD Logroñés dominaba de manera aparente, estéril en la profundidad.
El Burgos CF lo fiaba todo a Toché. Sus compañeros lo buscaban por tierra y aire, pero nada, mucho respeto en estos primeros compases del partido.
Zabaco remató en el minuto 25 y el balón se paseó por el área pequeña, estos partidos con tanto en juego, tan cerrados, tan feos de ver para el espectador neutral, necesitan de algo o algúien, una ocasión para que todo fluya.
Mi amiga Allende se encargo de advertirnos “esta va a ser, esta jugada acaba en gol…” minuto 37, Iñaki recoge un balón en el área pequeña y gol, era esa chispa, la chispa que faltaba para que todo fluyera, era el 1-0. La grada local entraba en calor, la lluvia hizo acto de presencia. El Burgos CF seguía a lo suyo, buscaba a Toché; Zabaco y Caneda lo apagaban poco a poco, a medida que discurrian los minutos Toché se iba encogiendo como su equipoy así se llegó al descanso.
El segundo tiempo, ¡ay mi madre que segundo tiempo! Trajo fútbol y goles por parte local. Esta vez salió a morder. En el minuto 46, Ñoño hizo una jugada de las suyas; regateo aquí, alla, vio a Ander Vitoria desmarcado, se la dio y gol, gol de nueve, gol de killer del área, era el 2-0.
Otra vez Ñoño hacía de las suyas, sus filigranas con el balón las sufrieron los defensas y sobre todo Carlos Martínez, tarde aciaga la suya. La UD Logroñés jugaba a placer, generaba fútbol, ocasiones, no sufría en defensa; el Burgos CF caía con estrepito, sin reacción ni en el césped ni en el banquillo. Otra vez Ñoño, otra vez Ander Vitoria pero, esta vez, su remate con la puntera lo atajo Palatsi, era el minuto 61.
Con el partido controlado, los aplausos y las miradas recayeron en Errasti. El del equilibrio, salía a calentar, es nuestro Cid Campeador. Se llevó esa ovación de gala mientras que, en el campo, sus compañeros crecían al ritmo que marcaban Andy y Sierra, con las cabalgadas de Rubén Martínez, con el master class de Iñaki que aparecía en todos los perfiles del campo, tanto en defensa como en ataque. El Burgos, incomodo y desquiciado. Los cambios tampoco aportaron nada. Rony nada más salir al campo tuvo su oportunidad, su disparo flojito no intimido a Palatsi.
En el minuto 86, llegó el epitafio a esta partido bien jugado y ganado por la UD Logroñés, el gol de Rubén Martínez; qué digo gol, GOLAZO; quien con mucha clase mando el balón a las redes. Era el 3-0; se lo merecía Rubén Martínez por los méritos contraidos durante la tarde, soberbio partido el suyo; nos lo mereciamos los aficionados, nuestro equipo ganaba con autoridad, volvía a esa senda del triunfo, con importancia en las formas y el fondo. Así se llegó al final del partido, así se calmó el frío y la lluvia, con triunfo y goles en Las Gaunas.