Un empate en el minuto 93 de partido. Ese empate tirando de épica. Iñaki centra al corazón del área y Ousama asiste de cabeza a David González ‘Roni’. GOOOOOL. Ese empate tiene un sabor especial, sabe a gloria, a quitarse fantasmas de encima y a hacer historia porque es el primer gol de la UD Logroñés en segunda A y el primer punto en el casillero del equipo en esta Liga. Y otra vez el CD Castellón, un club ligado de por vida a nuestra historia, pero vayamos por partes.
Por un lado, la UD Logroñés; por otro lado el CD Castellón. Sólo cambiaba el escenario. Esta vez eran Las Gaunas, esta vez no era Málaga ni la Rosaleda. Esta vez no se jugaba un ascenso a cara de perro, esta vez tocaba liga regular. Para nosotros, debutar en casa sin nuestros aficionados; para ellos, un partido más, cosas que tiene tener tanta historia detrás. El blanco y el negro, nunca mejor dicho.
Miño, Iago, Alex Pérez, Gorka, Iñaki, Errasti, Andy, Olaetxea, Siddiki, Zelu y Ander Vitoria. Otro once para la historia, la del debut en casa en esta Segunda A.
Sólo una cara nueva en el once Riojano, Alex Pérez. Sergio apostó por el bloque que nos llevó a jugar en segunda A. Ese equipo con equilibrio, ordenado tácticamente, risueño en una liga superior. Ese equipo que puede jugar con balón o sin él, con balones al espacio y sin generar mucho fútbol. Ese equipo de fútbol práctico y directo al que sólo le falta pegada.
Andy buscó esa pegada con el interior, con esa clase que él tiene, sin embargo el balón pegó en un defensa y salió desviado a córner en el minuto once.
En ese primer cuarto de hora la UD Logroñés achuchó a su rival. Siddiki ponía otra marcha más, desparpajo y velocidad. Era una amenaza total. Las sensaciones eran muy buenas del cuadro local y el CD Castellón se sentía dominado aunque no sufría en exceso. Siddiki lo intentó en el minuto 25 con un tiró que se perdió alto y desviado.
Los locales presionaban muy arriba la salida del balón castellonense. Los visitantes no salían cómodos. Fidalgo y Carles Salvador no tenían el balón y no generaban peligro. El juego de los visitantes era espeso y la UD Logroñés parecía cómoda, sin descomponerse, y también sin generar peligro entre líneas. Se recurría a centros laterales, a centros al espacio y al balón parado.
De un córner nació la ocasión más clara del bando local. Iñaki sacaba en corto, Zelu aprovechaba el despiste defensivo y ponía un balón tocadito al área pequeña frente al que aparecía Andy para rematar de cabeza. El uy en nuestras gargantas y el portero del Castellón, bien colocado, deteniendo el esférico, minuto 37.
Con sensaciones muy buenas por parte de la UD Logroñés y el cero a cero en el marcador de Las Gaunas se llegó al descanso.
Trabajo para los operarios del césped. Tocaba remendar los trozos de césped levantados, un césped muy blando por la leve y constante lluvia que caía en Logroño.
El segundo tiempo trajo la misma sensación. Siddiki y su verticalidad eran el faro en el ataque local. El tiempo corría, llovía y el partido estaba en ese impás donde algo tenía que pasar.
Alex Pérez disparó desde fuera del área, otra ocasión local, otra de esas ocasiones que, por generación espontánea, aparecen sueltas en un partido encorsetado. Corría ya el minuto 58 y seguíamos sin noticias ofensivas del CD Castellón.
En el 61 avisó Rubén y un defensor riojano desvió el esférico. Primer córner a favor de un CD Castellón que quería dar ese pasito adelante, que se sentía más cómodo, se estiraba más y buscaban la puerta de un inédito Miño.
Sergio movió el banquillo y Leonardo Ruiz salió al campo por Ander Vitoria. Debutaba el colombiano en liga con el conjunto riojano. Mientras, el CD Castellón a lo suyo, crecía en esa forma de gol. Un golazo. Dos toques, una pared que descompuso a la defensa riojana y Rubén Díez, tirando de clase, amoldarse el esférico y cruzándolo al palo largo de Miño abrían el marcador. Gol de los visitantes en el minuto 72. Lo caprichoso de este juego llamado fútbol.
Ese gol marcaba las diferencias y encendía las alarmas del rival. La pegada. Esa que aparecía en el bando del rival para aplacar los ánimos.
Tocaba poner canalla el partido, 18 minutos con el objetivo de buscar un empate. Sergio Rodríguez cogió el guante. David González ‘Roni’ y Unai reemplaban a Errasti y Zelu en el campo. Se cambiaba el esquema, se intentaban quemar las naves.
Siddiki, en el minuto 82, lo intentaba, pero su disparo era contestado con una mano magistral. Habrá otra, seguro que habrá otra. Gálvez, mientras tanto, veía la segunda amarilla en una falta en la frontal del área. Era minuto 84 y el turno de Iñaki, aunque otra parada de Óscar malograba el ansiado empate local. Habrá otra, seguro que hay otra.
Y cuando el reloj marcaba ya el el minuto 93, David González hacía ese gol del empate, ese con sabor dulce porque a eso sabe un empate, buscado, sufrido y peleado. Un empate justo de dos equipos unidos para siempre en la historia de la UD Logroñés