El Deportivo de La Coruña gana con mucho sufrimiento y pidiendo la hora a un buen CD Calahorra
El Ying y el Yang en Riazor. Y es que tras encajar tres derrotas consecutivas y verse apeado de la primera plaza en la clasificación, recibía el Deportivo de La Coruña a un CD Calahorra que llegaba con una inercia muy positiva tras sumar, en ese mismo periodo, tres victorias y lejos de los puestos de descenso.
Los del Depor, a diferencia de lo que hicieron en Las Gaunas, salieron más comedidos. De hecho, el primer disparo a puerta lo protagonizó Manu Ramírez con un tiro lejano fuera del área. Después, con la misma intención y con la misma distancia, lo probó Cristian. El capitán se sacó disparo muy lejano y duro ante el que Mackay tuvo que emplearse a fondo. La orden de Docampos parecía clara. A la mínima buscar puerta y no dejar jugadas vivas, curiosamente este hecho fue el que propició el segundo de los locales ya en la segunda parte.
Dominó el CD Calahorra en Riazor en el primer cuarto de hora de partido. Creaban, tocaban y generaban llegadas con mucha comodidad intentando sorprender, una y otra vez, con disparos lejanos. Tarsi, en dos ocasiones, volvía a intentarlo.
Hasta el minuto 17 no se aproximaron los locales al área de Iricibar. Menudo fue el primero en intentar tirar, aunque Cera blocó con su cuerpo el disparo. El Dépor, que con tanta comodidad había logrado la victoria en La Planilla, ahora, una vuelta después, no podía con los rojillos.
Tras esa llegada, el partido se volvió más táctico. A pesar de ello, no fue hasta el 34 cuando llegó el primer disparo entre los tres palos de los coruñeses. Volvía a ser Miku e Iricibar lo atajaba sin problemas.
Pudo marcar en el 41 el equipo calagurritano con un centrochut de Madrazo en la zona por la que entraba Yurrebaso. La paró Mackay antes de que conectara el delantero rojillo con la pelota, pero esta se le escapó de las manos. No esperaba el error el nueve riojano que no lo aprovechó y, mientras se lamentaba, vio como el guardameta terminaba de atrapar el balón.
No tardó en llegar la réplica el Depor. La jugada nació de un saque de esquina que cabeceó Bergantiños y que desbarató Iricibar con una extraordinaria intervención, de esas que el portero protagoniza en cada partido.
En los instantes finales de la primera parte apretaron los blanquiazules hasta, mientras que el CD Calahorra intentaba robar y salir a la contra. Sin embargo, con empate a cero se alcanzó el descanso.
Comenzó la segunda parte con mucha intensidad, un peligroso disparo de Yurrebaso y una buena llegada del Depor ante la que tuvo que intervenir, de nuevo, Julio Iricibar con una mano salvadora.

Pero no fue hasta en 60 cuando Adrián Lapeña adelantó a los de La Coruña aprovechando un balón que quedó muerto en el área fruto de una falta botada por Diego Aguirre.
Después, de la forma más injusta, Alberto Quiles anotó el segundo en el 66. Cedía Titi para Iricibar, recogía el guardameta y este, en vez de buscar un despeje fáci, intentó regatear al nueve coruñés que, muy atento, arrebató el esférico al guardameta de los riojanos para poner el 2-0 en el marcador.
Gracia a un balón parado y a un error nada habitual de Iricibar el Dépor volvía a creer a oler a victoria. Era a la par un castigo demasiado duro para el CD Calahorra, a tenor del juego desplegado por estos en el encuentro.
En el minuto 85 marcó Carlos Vicente el 2-1. La ponía desde la banda Zabaleta y Carlos Vicente, que había salido en el minuto 77, cabeceaba con potencia al fondo de la red. El partido volvía a estar vivo y el equipo gallego lo sabía.
Buscaban cerrar el partido los locales, buscaban el empate los visitantes. Intensidad máxima en los minutos finales de un encuentro en el que mismo Dépor que vapuleó a los calagurritanos en la ida, terminaba pidiendo la hora en la vuelta.