El Curso de Verano de la UR ‘Y en el principio fue el Vino’ divulgará el proyecto arqueobotánico en el Cerro de La Noguera en Tudelilla, que promueve la Fundación Vivanco y estudia la influencia de la Viticultura en el Valle del Ebro durante 2000 años.
El Curso de Verano de la Universidad de la Rioja ‘Y en principio fue el Vino’ divulgará los resultados del proyecto de investigación arqueobotánica en el Cerro de La Noguera (Tudelilla, La Rioja) –promovido por la Fundación Vivanco para la Cultura del Vino-, que indaga en la influencia de la viticultura en el Valle del Ebro desde el siglo I d.C. y a lo largo de 2000 años. Tras la finalización del curso, los asistentes tendrán la oportunidad de visitar el Cerro de la Noguera.
El curso está dirigido por Leonor Peña Chocarro, investigadora del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y coordinado por los arqueólogos Juan Manuel Tudanca y Carlos López de Calle, codirectores del proyecto arqueológico del Cerro de La Noguera, cuyo estudio e investigación apoya, desde hace más de una década, la Fundación Vivanco para la Cultura del Vino.
Esta actividad forma parte del programa de Cursos de Verano UR 2018 que ofrecen, del 26 de junio al 24 de noviembre, cine, cursos, literatura, idiomas, campos de trabajo y campamentos urbanos en La Rioja (Arnedo, Bergasa, Calahorra, Cenicero, Enciso, Logroño, Santo Domingo de la Calzada) y Ginebra (Suiza).
Están gestionados por la Fundación de la UR, cuentan con el patrocinio de Banco Santander a través de Santander Universidades, y la colaboración de medio centenar de empresas y entidades de la región y de fuera de ella.
El Curso de Verano de la UR ‘Y en principio fue el Vino: Historia, Arqueología y Genética en el Cerro de La Noguera (Tudelilla, La Rioja)’ pretende dar a conocer las nuevas líneas de investigación arqueobotánica que facilitan el estudio de las Edades Antigua y Media en la Península Ibérica a través del proyecto arqueológico de la estación vinícola de La Noguera. Las diferentes campañas de excavación arqueológica llevadas a cabo en el cerro, han obtenido multitud de restos arqueológicos de todo tipo, que han sido sometidos a pruebas arqueozoológicas, carpológicas y cromatográficas.
El curso abordará, a través de ponencias, debates y talleres prácticos, los estudios que se realizan en el yacimiento arqueológico, el origen y difusión del cultivo de la vid o las nuevas herramientas empleadas en arqueobotánica, entre otros temas. Concluirá con una visita al Cerro de La Noguera.
La actividad, con 40 plazas disponibles, está dirigida a estudiantes, investigadores y profesionales interesados en la cultura del vino y su interacción con los procesos históricos del norte peninsular. La cuota general de inscripción es de 25 euros y la reducida, de 20 euros, para los miembros de la comunidad universitaria. La matrícula debe formalizarse a través de internet
LA HISTORIA, EN TORNO A LA VID, DEL CERRO DE SAN BARTOLOMÉ DE LA NOGUERA
Desde hace más de una década, la Fundación Vivanco para la Cultura del Vino, fruto de su compromiso por estudiar y divulgar la cultura del vino, promueve la investigación de este hallazgo arqueológico descubierto en el cerro de San Bartolomé de la Noguera (Tudelilla). Un yacimiento que se yergue sobre un extenso viñedo de la familia Vivanco, que alcanza la cubeta del valle del Ebro desde el mismo pie de monte de la Sierra de la Hez, junto a la localidad riojana de Tudelilla. Cabe destacar que desde el año 2012, fruto de un convenio de colaboración, la Fundación Vivanco trabaja junto con el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el análisis exhaustivo (en todas sus vertientes y posibilidades técnicas) de los restos arqueológicos extraídos en La Noguera, cuyas conclusiones determinantes se irán haciendo públicas en foros de especialistas a nivel mundial y al público interesado, en general.
La documentación histórica y arqueológica recopilada hasta la fecha demuestra que, a lo largo de casi dos milenios, el Cerro de La Noguera constituyó el centro neurálgico de una explotación agraria cuya génesis parece estar relacionada con el cultivo de la vid y con el modelado del territorio de nuevo cuño generado alrededor de la vía romana y de la ciudad de Calagurris lulia Nassica, al menos, desde el siglo I d.C. Es en el siglo III d.C. cuando el primitivo fundus de La Noguera parece haberse desprendido de sus objetivos agrarios iniciales y pasado a formar parte de un vasto dominio orientado hacia el aprovechamiento ganadero.
Del registro arqueológico de La Noguera cabe deducir que esta pequeña porción de territorio era la sede o la referencia nominal de una amplia heredad de la Marca andalusí que, a mediados del siglo XII, fue obsequiada por el Rey Alfonso VII de Castilla a la Orden del Císter. Constituida como una granja de explotación agropecuaria, pasó a formar parte del patrimonio del Monasterio de Santa María de Fitero y, desde el siglo XV, del de San Prudencio de Monte Laturce, en Clavijo, del que dependió hasta la desamortización del siglo XIX.
A través de las campañas de excavación arqueológica se han obtenido multitud de restos arqueológicos de todo tipo, que han sido sometidos a pruebas arqueozoológicas, carpológicas y cromatográficas. Hasta el momento, y tras más de una década de investigaciones, aún en curso, los estudios se están centrando en la posible interacción existente entre cambio climático, la evolución agrícola, la viticultura y la trayectoria histórica de las sociedades que habitaron este sector del valle del Ebro en los últimos 2000 años.
Entre las conclusiones, el registro arqueológico confirma la continuada producción vinícola en La Noguera desde época romana hasta la actualidad, lo que también convierte al enclave en un laboratorio de nuevas técnicas analíticas para el conocimiento de la viticultura y el consumo de vino a lo largo de la historia.
El cambio climático, del que somos tan conscientes en la actualidad, es un hecho que provocó la evolución de la agricultura en esta zona de la Península Ibérica. El yacimiento del Cerro de San Bartolomé de la Noguera, como Bien de Interés Cultural (BIC), constituye sin lugar a dudas un acercamiento a los siglos que nos han precedido, una explicación para entender con mayor fundamento nuestro presente y el patrimonio histórico, que ha tenido en la cultura del vino una aliada para la vertebración y el desarrollo de las diferentes sociedades.