El sábado 7 de marzo la discoteca Sendero de Arnedo acogió una fiesta pre- 8 de marzo, una actividad planteada como una festival por la igualdad para la que el ayuntamiento arnedano contrató, entre otros, a la Dj Quitapenas. La joven dj preparó una sesión creada por y para mujeres y hombres feministas que, según denuncia, tuvo que variar tras los abucheos de los jóvenes y otras presiones de los asistentes.
(desde el minuto 6:28)
COMUNICADO DE DJ QUITAPENAS
Desde Sendero me invitaron a pinchar en una fiesta pre-8 de marzo, la idea era poner música hecha por mujeres, canciones con letras feministas, reivindicativas y empoderantes.
Pienso que quizás el 8 de marzo deberíamos verlo desde el feminismo como una jornada de reflexión y crítica social, y no únicamente como algo lúdico. De todos modos, acepté la propuesta y preparé dos horas de música. Seleccioné canciones de Bikini Kill (mítica banda de chicas del Riot Grrrl), de Billie Eilish (una joven que lo está petando, y que su discurso no pasa por la hipersexualización), también elegí canciones de Javiera Mena (icono del pop de lesbianas), o de MIA (una mujer que ha sufrido la discriminación racial), entre otras muchas.
Al llegar a la sala y comenzar la pinchada se desvaneció cualquier expectativa de lo que pudiera ser una fiesta feminista, al ver como varios adolescentes (en su mayoría chicos) se acercaban para pedirme canciones. Yo contesté amablemente que no podía poner esas canciones porque: por un lado, técnicamente me era imposible, y por otro, porque ya tenía preparada una pinchaba bajo unos parámetros feministas, que era lo que se me había encargado. La tensión fue creciendo cuando se me comenzó a exigir tanto por parte de las y los jóvenes de la sala como del alcalde y las y los concejales, entre las que se encontraba la concejala de Igualdad, que debía dejar de pinchar mi playlist para pasar a poner las músicas que me demandaban escritas en listas en papeles.
La cosa culminó con toda la sala gritándome y abucheándome, llevándome al límite y haciéndome sentir tan humillada que me planteé apagar la música e irme.
Soy una mujer que ha venido a pinchar música feminista para celebrar el 8 de marzo, y se me ha silenciado y humillado en favor de unos hooligans adolescentes.
Por deferencia a la persona que estaba colaborando desinteresadamente el evento, y porque soy consciente del arduo trabajo que ha realizado en las últimas semanas, resolviendo numerosas dificultades y conflictos, decidí continuar con la sesión. Me vi obligada a utilizar Spotify (con anuncios incluidos) para cubrir las necesidades de los y las adolescentes enfurecidos y del alcalde y su séquito, que desde el palco de vigilancia se tranquilizaban al ver cómo las peticiones musicales comenzaban a llenar la pista de baile. Excepto dos canciones, toda la música que sonó estaba hecha por hombres, con letras denigrantes, explícitamente machistas, que hablaban de narcotráfico y del consumo de drogas. Asombrosamente, para los representantes institucionales ahora “todo iba bien”, porque los jóvenes bailaban y cantaban alegremente en la pista de baile.
Al finalizar la sesión la concejala de Igualdad se acercó a mí, no para pedirme disculpas por la incómoda situación en que me habían puesto, sino para justificarse y echarle la culpa a quien estaba haciendo todo el trabajo desde hace semanas. Intentó hacerme creer que yo había sido engañada, al no saber que en realidad la sesión estaba dedicada a los adolescentes. Me hicieron creer que había habido un malentendido, yo me pregunto quién será el responsable de tal situación… ¿quizás la persona o personas que han manipulado el cartel oficial, y que han puesto una información falsa que decía “fiesta para 3o de la ESO”?
Al margen de que sea o no un malentendido, tanto la responsable de Igualdad como el resto de representantes institucionales han permitido que una sala entera me abucheara, y que se me faltara al respeto y silenciara mi voz, dejando totalmente de lado los cuidados que tanto reivin- dicamos desde los feminismos, precisamente en un día en el que exigimos nuestro espacio en la sociedad y el fin de la violencia contra nosotras.
Esto no ha sido un malentendido. Esto ha sido un reflejo de la sociedad en la que nos encontramos: una sociedad machista, clasista y jerárquica.
Recordemos que en la fiesta por la igualdad de la plaza de España del año pasado todas las actividades estaban protagonizadas por hombres, y cuando subió al escenario la primera mujer, el público masculino la silbó de manera sexual. Una voluntaria que colaboró en la actividad recibió comentarios machistas muy desagradables por su forma de vestir. Quiero recalcar que estas cosas NO ocurrirían en espacios feministas.
Me gustaría que las instituciones tomaran nota de lo que decimos las feministas: exigimos ciudades y pueblos feministas, agentes de igualdad feministas, espacios seguros, pedimos respeto por parte de las instituciones. No somos vuestras vasallas.
La cultura, el cine, la literatura, las historias que leemos o las letras de las canciones que cantamos construyen nuestra sociedad. Por favor, reflexionemos juntas, ¡Instituciones: reflexionen, pregunten a las feministas, construyan un consejo de mujeres, de personas expertas en género!
Les recuerdo que están cobrando un buen sueldo, es su trabajo.
Quiero agradecer a todas las personas que trabajan voluntaria y desinteresadamente (sin remunerar, incluso poniendo dinero de su bolsillo) desde el feminismo, especialmente a T., que lleva a sus espaldas innumerables jornadas, actividades y conciertos con perspectiva de género. Mil gracias a las mujeres que me apoyaron anoche durante y después de la pinchada, especialmente a Maria Cuevas. María, gracias por recordarme que una dj nunca debe amoldar su sesión al público, si el público es machista. El público, como la sociedad debe cambiar, reflexionar y evolucionar hacia un mundo más justo e igualitario. Las mujeres feministas estamos HARTAS de tener que adaptarnos a esta sociedad machista.
Basta ya.
Si no somos capaces de bailar nuestra música, la música hecha por mujeres, no es nuestra revolución.
Dj Quitapenas,
8 de marzo del 2020