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CRÓNICA: Ganar, sólo eso (por Ángel Sedano)

La UD Logroñés venció al CE Sabadell por 1-0

Que esto es un juego que se juega con balón, que juegan once contra once y que hay jueces, lo sabemos todos. Digo jueces porque en este fútbol de hoy en día nadie sabe cuántos te juzgan.

Están tus aficionados, esos que sufren, se alegran con cada victoria; esos que sólo te piden ganar. Pero también está el público en general, esos que sólo ven un juego, que analizan casi todo y se fijan en controles orientados, transiciones defensa ataque, incluso en cuantos córneres y cuánta posesión hay en cada bando.

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Esos de las estadísticas no sé si saben que este juego va de un detalle, uno sólo. Una jugada de Iñaki, un centro al área, un remate seco milimetrado del «tigre» Leonardo Ruiz. Y es en ese instante cuando a los tipos como a mí nos da igual todo, sólo gritamos gol mientras un escalofrío recorre nuestro cuerpo. GOL. Ese es el detalle para desequilibrar la balanza. GOL, uno a cero y todo lo comentado, visto y oído no vale porque ganar un partido de fútbol es sólo eso.

El duelo esta vez era contra el Sabadell, otro recién ascendido. Un equipo con mucho orden, táctico y un miedo atroz a perder; ese signo de identidad de un recién ascendido en un fútbol descomunal.

Tal vez por eso se vio una primera parte así, de cero riesgos por ambos lados. Había que mantener la posesión del esférico con poco riesgo, pases en horizontal, posiciones tomadas, achicando espacios. Era lógico pensar que el primer tiempo iba a ser muy cerrado y así fue, dejando lo de ir a buscar la portería contraria para otro momento. Ni un disparo destacado por ningún bando.

Paulino se lesionó en el minuto treinta y siete y Zelu le sustituyó. Sólo Paulino había protagonizado un disparo a puerta entre los tres palos, allá por el minuto veinticuatro, flojito a las manos de Mackay

Por lo demás, poco que añadir en esta primera parte por parte local, pero tampoco a la parte visitante por la que solo Stoichkov se asomó al área de Santamaría con una genialidad que Iñaki despejó sin mayor problema en el minuto treinta y cinco.

Poco bagaje ofensivo y ni rastro de esos detalles, esos que inclinan balanzas de un lado u otro, que estuvieron desaparecieron en estos primeros cuarenta y cinco minutos.

Andy, el bendito Andy, con su exterior nos levantó de esa soledad del sofá. Un remate con su interior se perdía desviado, pero era un aviso serio a los cuarenta y siete minutos de juego; incluso parecía que el partido podía cambiar, pero sólo fue que parecía.

Sin noticias del balón ni del control del juego por parte local, el Sabadell se estiraba más, aunque seguía muy timorato de línea de tres cuartos para adelante. Sergio Rodríguez lo vio e introdujo dos cambios Sierra y Rony entraron por Rubén y Errasti a la hora de partido.

Comenzaba un juego nuevo, una partida de ajedrez en la que el primero en mover ficha fue el Sabadell que disponía de una falta cercana, escorada a la izquierda de Santamaría. Edgar Hernández respiró, era su momento, y disparó seco, duro y al travesaño. La UD Logroñés respiró, nosotros respiramos en esa soledad de nuestro salón. Era el minuto sesenta y nueve.

Iñaki lo intento de otra falta directa, era la réplica al movimiento del Sabadell. Minuto ochenta y uno y el disparo se iba alto. Esta vez me equivoqué, poco antes había mandado un «whatsapp» ‘esta va a ser’; pero, como me contestó alguien, no daba una. Creía, sin embargo, que lo íbamos a lograr, esta vez no habitaba en mi ese agonías que lo ve a veces todo oscuro.

Fue la jugada siguiente, con Iñaki y un zarpazo de Leo Ruíz. Un detalle, un soplo de aire fresco, un gol, un uno a cero en el minuto ochenta y tres de partido. Porque de esto se trata el fútbol, de aprovechar y vivir de ese detalle llamado gol. Pragmatismo elevado a la máxima potencia. Con corazón, con ímpetu, con ganas, con un detalle, solo un detalle. Tan complicado como ganar, solo eso, GANAR.

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