Todo en esta vida tiene un sabor especial. Además, siempre que sea tu primera vez, será recordado externamente y esto es lo que le pasa a la UD Logroñés. Un club con mucha historia por escribir que anda saboreando ese ascenso en nuestro debut en esta segunda A. Ya vivimos nuestro primer punto, de las derrotas no escribo ni hablo porque no saben a nada, y faltaba una guinda al pastel, nuestra primera guinda de un pastel grande: nuestra primera victoria.
La UD Logroñés nunca lo tuvo fácil. Tras once años recorriendo campos de fútbol de barro se enfrenta este año al fútbol profesional. Fútbol pomposo, nada de fútbol semi-clandestino. Un fútbol con focos, con muchos ojos pendientes. Un fútbol con unos enemigos terribles, gigantes con mucho dinerito. Y ahí, en ese fútbol, a base de lucha, garra, esfuerzo y sufrimiento, la primera victoria tenía que llegar de esa manera. Ahí, en ese contexto, teníamos un arma que sólo tienen los jugadores con clase: el interior de Andy. Otra vez Andy, otra vez su sutil caricia a un esférico nos hizo merecedores de escribir la historia de una victoria.
El partido empezó incierto, con muchas imprecisiones y sin un dueño claro. Con la UD Logroñés cediendo terreno, sabiendo a que juega, con Zelu, Siddiki, Leo y Andy poniendo en aprietos a la otra UD, esta vez de Almería. Con la UD Almería queriendo el balón en esa zona del campo donde no se hace cosquillas al rival, sin ser nada incisivos. Con la UD Logroñés agazapada, sabiendo que en este juego de balones al espacio se mueve como gato panza arriba.
En el minuto 14, Medina centró al área, Leo hizo una dejada mano-pecho pecho-mano y Andy, llegando liberado desde la segunda línea, marcó el primer gol. Lo celebramos pero otra novedad de este fútbol profesional, el VAR, rearbitró esa jugada y decretó que no era gol por esa mano-pecho o pecho-mano de Leo Ruiz. Fueron 3 minutos de incertidumbre, 3 minutos para valorar que se anulaba el gol.
La UD Logroñés no se descompuso y siguió a lo suyo. Aguerrida, con corazón. Medina sintió la llamada «pedrada» en la parte posterior del muslo y Iago tuvo que incorporarse al encuentro. Nada cambiaba, el partido no cambiaba. La UD Logroñés disfrutaba de su fútbol, la UD Almería no se encontraba a gusto ni en el césped ni contra un rival que se le estaba subiendo a las barbas.
Contestó al poco Zelu, que se fue por banda derecha. Su puerta atrás, en el minuto 40, encontró a Leo Ruiz y su remate con el tobillo no encontró el sitio indicado. La ocasión, muy clara, malograda por un mal disparo. Entrarán, Leo; entrarán. Esto va por rachas y los delanteros lo saben más que nadie
Nada más volvió a pasar hasta el descanso al que se llegó con ese sabor a gol anulado y ocasión muy clara fallada para adelantarse en el marcador. La vida de un equipo recién ascendido es sufrir. Se estaba imponiendo en ritmo, en juego, en ocasiones… aunque el resultado se mantenía en cero a cero.
Sergio Rodríguez introdujo cambios en descanso: Paulino al campo por Zelu. La UD Almería también cambió y sacó al campo a un jugador descomunal, Sadiq, un delantero de los llamados tanque, uno de esos delanteros muy del fútbol profesional, un delantero que cuesta un porrón de millones y más que costará si consigue objetivos. El enemigo temible,
La UD Logroñés seguía a lo suyo: corazón, garra, velocidad, descaro Y así, con este panorama, se seguía sin ver a Miño. Por su parte Siddiki y Leo agitaban el árbol. Las ocasiones eran suyas pero el marcador no se movió en esa primera una hora de partido.
Dio, entonces, Sergio Rodríguez entrada a David González «Roni» quitando a Leo Ruiz. Los minutos de juego habían supuesto mucho desgaste para el colombiano; un jugador con muchos movimientos, que no sólo es un delantero de área; y Sergio buscaba que David González cumpliera con esa misma misión. Buscaba en Roni un delantero con movilidad, que apriete y muerda, que habilite en un mal control a Andy en el área para que Andy, el hombre de hielo, acariciara con el interior de su pie izquierdo el balón e hiciera gol, GOOOOOOL. Llegaba el uno a cero al marcador en el minuto 77. Justicia poética en este juego llamado fútbol en el que los méritos contraídos nada son si no lo rubricas con un gol que es juez y parte de este juego.
Al contrario de lo que se podía pensar, la UD Logroñés no le perdió la cara al partido. Pisaba campo contrario, se defendía con mucho orden y pocos agobios mientras la UD Almería no existía en línea de creación, ni en ataque,
Así corría el reloj, que se iba hasta el minuto 93, cuando Sadiq nos heló el corazón. Controló en el área y se ayudó de la mano para materializar el único disparo entre los tres palos de los andaluces. GOL. Gol que era un jarro de agua fría sobre el fuego de unos jugadores que no merecían este injusto final.
Turno del VAR, turno de que el fuego ganara al agua, que resolvió anular por mano el gol. Y así, de esta manera, llegaba nuestra primera victoria que ya era un hecho. Con sufrimiento, con mucho esfuerzo por parte de cada jugador y también por parte de Sergio Rodríguez que leyó muy bien al partido. Una victoria de ese equipo risueño, de este equipo nuevo en esta categoría, de ese equipo que se deja el alma en cada partido.
¿A qué sabe una victoria? Sabe a gloria y más aún si no se hace en liga regular desde febrero de este año tan raro. De un año que te roba muchas cosas, pero, al menos en esta ocasión, una victoria en fútbol profesional no.



